El didgeridoo es un instrumento de viento (o aerófono) ancestral utilizado por los aborígenes de Australia. Básicamente es un tubo de madera, el cual se hace sonar al hacer vibrar los labios en el interior. Se supone que tiene unos 2.000 años de existencia de acuerdo con la datación de algunas pinturas rupestres en las que aparece el instrumento, aunque los propios aborígenes le dan una antigüedad de hasta 40.000 años.
Las connotaciones arcaicas y el sonido característico del didgeridoo lo convierten en un instrumento óptimo para la musicoterapia, tanto para el que toca (que puede utilizarlo como instrumento para guiar sus meditaciones, al tener que observar constantemente el sistema respiratorio), como para el que escucha.
La respiración circular aporta notables beneficios. Según un reciente estudio científico, se sabe que tocar regularmente el didgeridoo mejora el sueño, reduce los ronquidos y disminuye la somnolencia diurna. Todo esto sin olvidar los beneficios que aporta tomar conciencia de nuestra propia respiración.