La vida nos está esperando y nos habla constantemente a través de cada suceso, de cada persona, de cada vivencia… Aprender a sentirla, a escucharla, rendirnos a ella, es el mayor gozo y el único camino a la Realización.
Nuestra educación, cultura y forma de vida nos sumerge en un estado de inconsciencia. Realizamos la mayoría de nuestras actividades diarias prácticamente sin darnos cuenta de nada, de forma rutinaria: nos levantamos, nos duchamos, conducimos, nos subimos al tren, nos enfadamos, nos enamoramos… Todas estas acciones podemos observarlas y realizarlas de forma consciente, o no. Es nuestra elección.
El acto de estar consciente, de observar, es uno de los actos más mágicos que existen en nuestra realidad. Es muy sencillo y simple, como todo lo que es auténtico.
La diferencia entre tener la consciencia en el momento presente o no es lo mismo que estar vivo o muerto, despierto o dormido, en la realidad o en la mente. Poder comprender esto, puede significar una revolución en nuestra vida.
Sin consciencia, sin observador, no hay experiencia real, nos van sucediendo cosas, mientras nuestra atención está en cualquier otro sitio mental… y, sin darnos cuenta, nos vamos perdiendo la vida.
Sólo llevando la atención, la conciencia, al momento presente, y transcendiendo nuestra identificación con la mente inferior, podemos vivir realmente la vida.
Thutam Guillamot